María Gómez Palacios

Como consecuencia de la pandemia de COVID-19 que todavía seguimos viviendo, hemos padecido de forma generalizada estrés y ansiedad. Es verdad que, según cada situación personal, estos efectos han sido de mayor o menor intensidad, pero está demostrado que han estado presentes en un porcentaje elevadísimo de la población. Podría parecer que no tienen nada que ver, pero lo cierto es que en este contexto la salud dental también se ha visto perjudicada, y en algunos casos de forma bastante grave.

Como decíamos, los efectos psicológicos de la pandemia han afectado a nuestra salud bucodental, pero también lo ha hecho el uso intensivo de la mascarilla en entornos sociales. Y no es algo tan sorprendente si pensamos que una gran parte de la población cuida de su boca con fines más estéticos que fisiológicos.

¿El uso de la mascarilla afecta a la salud dental?

El uso de la mascarilla que usamos a diario para prevenir frente al COVID-19 puede afectar positiva o negativamente a nuestra salud bucodental. La clave no está en la mascarilla sino en cómo gestiona cada persona sus consecuencias.

Una primera consecuencia del uso intensivo de mascarillas es que, al llevarlas, las sonrisas han perdido importancia para comunicarse socialmente y ya no mostramos nuestros dientes salvo cuando nos encontramos en nuestras casas, visitamos a nuestro dentista en Cartaya o tomamos algo en una terraza. Por eso muchas personas han descuidado su higiene bucodental, con todas las consecuencias (en ocasiones graves) que ello conlleva.

Hay, sin embargo, muchos otros casos entre ellos muchos de nuestros pacientes, que han decidido aprovechar este momento para mejorar tanto su salud como la estética de su boca en nuestra clínica dental. Han entendido el uso de la mascarilla como una gran ventaja para poder ocultar las pequeñas imperfecciones durante un tiempo, o los efectos temporales de un tratamiento, para después lucir una sonrisa perfecta.

¿Podría afectar el uso de mascarilla a nuestros dientes, encías, labios o lengua?

Es verdad que cuando cubrimos nuestra boca con una mascarilla durante tantos meses, se produce una menor oxigenación en el interior provocando que se seque y aumente la sensación de pastosidad. Esto afecta indudablemente a dientes y mucosas. Y como consecuencia a medio y corto plazo puede provocar:

  • Mal olor bucal. La boca tapada y sin ventilación hace que proliferen las bacterias y que queden atrapados restos de saliva que, al secarse, generan un olor desagradable.
  • Caries. La mascarilla y la disminución de oxígeno que provoca es el caldo de cultivo perfecto para las bacterias que generan el sarro y la caries.
  • Tinción de los dientes. Las bacterias saprófitas son cromófilas, es decir, ante estas circunstancias se precipitan en la superficie del esmalte y lo oscurecen, provocando pequeñas manchas marrones en las zonas cercanas a las encías.
  • Más sensibilidad dental.

Además, una parte importante de las bacterias (las anaerobias) que quedan alojadas en el interior de la boca se ven favorecidas por esa falta de oxígeno constante. Este efecto colateral de las mascarillas, suponen un riesgo adicional para nuestra salud bucodental. Algunas de ellas son las causantes de patologías como las que acabamos de citar, y probablemente agrave otras de mayor entidad.

¿Cómo evitamos caer en la falta de higiene dental?

Para evitar estas consecuencias que se puede afectar a nuestra salud bucodental, nuestro equipo especializado de profesionales de la Clínica Dental María Gómez Palacios, recomienda unas medidas para prevenirlos:

  1. Cambia la mascarilla cada 4 o 5 horas.
  2. Bebe abundante agua.
  3. Estimula la secreción de saliva con alimentos duros, como frutos secos, y alimentos sin azúcar.
  4. Evita el consumo de tabaco y alcohol.
  5. Higiene extra en tiempos de COVID-19.
  6. Programar revisiones periódicas. En la situación actual muchas personas han retrasado la visita al dentista, precisamente cuando más lo necesitaban, como así demuestran los resultados de las revisiones tardías. Acudir al odontólogo es fundamental para prevenir cualquier problema, especialmente si se detecta alguna molestia.

Es importante prestar especial atención a la vida útil de tu mascarilla. Las quirúrgicas son las más recomendadas para la población general y precisamente son las que tienen una vida útil más corta, entre cuatro y cinco horas. Cuando se supera ese tiempo, la mascarilla se satura, deja de filtrar el aire y todavía dificulta más la entrada del oxígeno, con lo que el mal olor y las consecuencias negativas para nuestra salud se multiplican.

Por último, no olvides que, si además fumas o consumes alimentos o bebidas perjudiciales para la boca, como el café, el alcohol o los productos ricos en azúcar, la falta de aire puede ser especialmente peligrosa para tu salud bucodental.

Como siempre, esperamos haber aclarado si el uso de mascarillas afecta a nuestra salud bucodental y de qué manera, y quedamos a vuestra disposición para cualquier consulta o sugerencia que queráis hacernos.

¡Hasta la próxima!


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